Donald Trump, en su búsqueda de un nuevo mandato, ha anunciado la promesa de una «deportación masiva» que afectaría a millones de migrantes en Estados Unidos, especialmente mexicanos. Este plan, que contempla deportar hasta un millón de migrantes al año, despierta interrogantes sobre si México está preparado para recibir a sus connacionales y enfrentar sus implicaciones.
Con 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, de los cuales 4 millones son mexicanos, la cifra de potenciales deportados es considerable. A pesar de las promesas de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, sobre estar lista para recibir a los deportados, expertos señalan que el país carece de una política integral que permita afrontar el desafío.
Medidas de Claudia Sheinbaum Frente a las Deportaciones
Sheinbaum ha asegurado que México «está preparado» para recibir a sus connacionales. Su plan incluye fortalecer los 53 consulados mexicanos en Estados Unidos, que ahora ofrecen capacitaciones, charlas comunitarias y herramientas digitales como el Botón de Alerta, una aplicación que permite notificar emergencias relacionadas con la deportación.
Además, Sheinbaum apuesta por políticas económicas que promuevan la inversión extranjera y mejoren la infraestructura industrial en el país, con el objetivo de generar empleos para los migrantes retornados. Sin embargo, expertos cuestionan si estas medidas serán suficientes para manejar un fenómeno migratorio masivo.
¿Contención o Integración? Una Política Migratoria Insuficiente
Históricamente, la política migratoria de México se ha centrado en la contención de migrantes en tránsito hacia Estados Unidos, lo que ha llevado al fortalecimiento de controles en la frontera sur y al despliegue del ejército para disuadir caravanas.
Según Margarita Núñez, experta en migración, esta estrategia se traduce en violaciones de derechos humanos y la falta de una política de integración real para quienes buscan quedarse en México. La militarización de la migración deshumaniza al migrante y lo percibe como una amenaza, lo que dificulta su inclusión.
El Instituto Nacional de Migración (INM), encargado de estos controles, enfrenta críticas por casos de corrupción y maltrato a migrantes. De hecho, más de mil funcionarios fueron despedidos recientemente por extorsión.
¿Una Oportunidad para el Cambio?
Pese a los desafíos, esta coyuntura podría representar una oportunidad histórica para que México reformule su política migratoria. Según Guadalupe González, internacionalista mexicana, las deportaciones masivas podrían empujar al gobierno a pasar de un modelo de contención a uno de integración, donde se prioricen los derechos humanos y se reconozca la aportación económica de los migrantes.
Andrew Selee, presidente del Migration Policy Institute, sostiene que México tiene una cultura de acogida que podría capitalizarse para crear un sistema más inclusivo. Sin embargo, este cambio requiere voluntad política y un rediseño estructural que priorice la integración económica y social de los migrantes retornados.
Conclusión
México enfrenta un desafío complejo ante la amenaza de deportaciones masivas desde Estados Unidos. Aunque Claudia Sheinbaum asegura estar preparada, expertos y académicos coinciden en que el país carece de una estrategia integral para la recepción e integración de migrantes. Este momento crítico podría servir como catalizador para transformar la política migratoria de México, apostando por una perspectiva más humana y eficiente.