El Samsung Galaxy S25 Ultra está redefiniendo la forma de capturar momentos, pero no todos celebran su avance. Una función de inteligencia artificial (IA) integrada en su cámara, capaz de «recomponer escenas, eliminar objetos y generar efectos hiperrealistas en tiempo real», ha generado una inesperada adicción entre sus usuarios. Según testimonios recopilados, muchos propietarios confiesan pasar horas retocando fotos o recreando escenarios ficticios, impulsados por la perfección algorítmica.
«Es como un juego sin fin. La IA sugiere mejoras tan adictivas que terminas editando hasta el último píxel», explica Lucía Méndez, fotógrafa aficionada. La herramienta, bautizada como FotoMaster AI, analiza composición, iluminación y hasta emociones para ofrecer ajustes automáticos. Sin embargo, psicólogos advierten sobre riesgos: «La obsesión por la imagen perfecta puede generar ansiedad o distorsionar la realidad», señala Dr. Carlos Ruiz, especialista en tecnodependencias.
Samsung defiende su tecnología: «Buscamos empoderar la creatividad, no sustituirla». Pero los datos hablan: un 35% de los usuarios del S25 Ultra admiten usar la cámara más de 3 horas al día, según un estudio de TechBehavior Insights. Mientras, en foros tecnológicos crece el debate: ¿Es la IA fotográfica un avance o un exceso?