En el corazón de Panamá, el pueblo de Orix se ha convertido en el epicentro de un fenómeno social inesperado: la migración inversa. Tras décadas de éxodo rural hacia ciudades o países extranjeros, cientos de ciudadanos están regresando a sus raíces, revitalizando comunidades que parecían condenadas al olvido. Expertos señalan que esta tendencia, acelerada tras la pandemia, refleja un cambio global en las prioridades laborales, familiares y ambientales.
Según datos preliminares, Orix ha recibido un 40% más de repatriados en los últimos cinco años. La combinación de crisis económicas en zonas urbanas, el auge del trabajo remoto y la búsqueda de entornos más seguros y sostenibles están detrás de este movimiento. «La gente ya no quiere pasar horas en el tráfico o pagar alquileres exorbitantes. Prefieren reconstruir su vida donde el costo de vivir es menor y el sentido de comunidad es fuerte», explica María Gómez, socióloga panameña.
Sin embargo, el reto no es menor. Las autoridades locales advierten sobre la presión en servicios básicos como agua, salud y educación, infraestructuras que no estaban preparadas para un crecimiento demográfico acelerado. Para enfrentarlo, el gobierno panameño anunció una inversión de $10 millones en proyectos de vivienda sostenible y conectividad digital en zonas rurales, incentivando así un desarrollo equilibrado.
Entre los repatriados, historias como la de Juan Torres, quien dejó su empleo en la capital para montar una finca agroecológica, se repiten: «Aquí mis hijos respiran aire limpio, y yo vivo sin deudas. La tecnología me permite vender mis productos en línea». Este renacer rural, no obstante, exige políticas claras para evitar la gentrificación y garantizar que los beneficios lleguen a todos por igual.
Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2025/02/25/latinoamerica/pueblo-panama-advierte-migracion-inversa-orix